El estrés es una reacción fisiológica del organismo que se genera por una respuesta automática ante condiciones externas, percibidas por la persona como amenazantes o demandantes. Esto activa ciertos mecanismos de defensa que en algunas ocasiones pueden perturbar el equilibrio físico y emocional de una persona.
La mente llega a un estado de fatiga tal provocado por la exigencia de un rendimiento superior al normal, que suele ocasionar diversos trastornos que condicionan el rendimiento y la salud.
Llevar una vida de estrés tiene grandes consecuencias ya que puede aumentar la sensación de agravio en las relaciones sociales, familiares y laborales, al mismo tiempo en que puede convertirse en una herramienta de distorsión de la realidad. Vivir bajo estrés implica un gran deterioro físico, psicológico y relacional.
El origen del estrés se encuentra en el cerebro, ya que este es el responsable de reconocer y responder de distintas formas a los estresores percibidos del entorno.
Ahora… ¿Cómo lo detectamos?
Las señales a las que tenemos que estar atentos son:
• Nuestras emociones: sentir ansiedad, miedo, irritabilidad, confusión, entre otras.
• Tener pensamientos repetitivos, dificultad para concentrarse, excesiva autocrítica, olvidos, preocupación por el futuro, miedo, entre otras.
• Dificultades en el habla, risa nerviosa, trato brusco en las relaciones sociales, llanto, apretar las mandíbulas, aumento del consumo de tabaco, alcohol, entre otras.
• Algunos cambios físicos: músculos contraídos, dolor de cabeza, problemas de espalda o cuello, malestar estomacal, fatiga, infecciones, palpitaciones, respiración agitada, entre otros.
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Si encontraste que estás teniendo alguna de estas señales es importante que les prestes atención y que tomes algunas decisiones.
Estos son los tres primeros pasos que podemos dar para empezar a combatir el estrés, por supuesto que en casos agudos siempre es recomendable consultar a un médico.
1. La actividad física y la recreación serán nuestros grandes aliados a la hora de combatir el estrés, ya que nos ayudarán a liberar las tensiones y preocupaciones de nuestro cuerpo.
2. Mantener una dieta saludable. Algunos alimentos estimulan el buen funcionamiento de las células nerviosas ayudando al organismo a mantenerse relajado, mientras que otros favorecen la irritabilidad. Entre los alimentos “relajantes” están el plátano, las almendras, el germen de trigo, la levadura de cerveza y las semillas de girasol.
3. Tener al menos dos momentos de risa al día, para eso deberás encontrar personas con las cuales te rías mucho, aunque parezca algo cursi, la risa permite la liberación de endorfinas, las cuales nos alejarán del estrés y de la gente negativa.
Es muy sencillo, solo se trata de tomar algunas decisiones que te alejen de aquellos agentes estresantes y te acerquen a tener una vida más plena, saludable y feliz.